El escándalo de las inspecciones irregulares de Nissan mina sus resultados

El fabricante automovilístico nipón Nissan Motor vio reducidas sus ganancias durante el primer semestre del año, debido sobre todo al impacto del escándalo de las irregularidades detectadas en sus plantas de Japón.

Tokio, 8 nov (EFE).- El fabricante automovilístico nipón Nissan Motor vio reducidas sus ganancias durante el primer semestre del año, debido sobre todo al impacto del escándalo de las irregularidades detectadas en sus plantas de Japón.

La compañía nipona anunció hoy un beneficio neto de 276.500 millones de yenes (unos 2.095 millones de euros) entre abril y septiembre, primer semestre del año fiscal nipón, lo que supone un 0,7 por ciento menos que un año antes.

Su beneficio operativo fue de 281.800 millones de yenes (2.135 millones de euros), un 13,2 por ciento interanual menos, a pesar de que su facturación por ventas avanzó un 8,1 por ciento hasta los 5,652 billones de yenes (42.830 millones de euros).

La empresa achacó estos resultados principalmente al coste derivado del citado escándalo, que le obligó a detener su producción nacional, así como a los gastos de las llamadas a revisión en Estados Unidos por los airbags defectuosos de la también nipona Takata, según explicó en un comunicado.

Si se excluyen ambos gastos extraordinarios, el beneficio operativo del primer semestre se elevaría a 322.600 millones de yenes (2.444 millones de euros) y estaría dentro de las previsiones de Nissan, según la empresa.

El segundo mayor fabricante japonés del sector -y primero del país y del mundo si se tienen en cuenta las ventas conjuntas de la alianza Nissan-Renault- admitió a finales de septiembre que durante décadas había realizado inspecciones de seguridad irregulares de sus vehículos en sus plantas nacionales.

Tras salir a la luz el problema, la compañía llamó a revisión a 1,2 de automóviles en este país e interrumpió la comercialización y producción de sus vehículos en Japón durante casi tres semanas, lo que causó un desplome de sus ventas domésticas de en torno al 50 por ciento en octubre.

Estas irregularidades, que únicamente concernían a la normativa nipona y sólo tuvieron impacto sobre su producción nacional, se suman a una sucesión de infracciones que han sembrado la duda en el sector en Japón tras afectar a otros de los mayores fabricantes como Mitsubishi y Subaru y lastrar sus resultados.

"Pido sinceras disculpas por socavar la confianza pública", dijo en rueda de prensa el director ejecutivo de Nissan, Hiroto Saikawa, tras realizar una pronunciada reverencia ante los medios, imagen que se ha convertido ya en habitual debido a las numerosas empresas niponas involucradas en prácticas inadecuadas.

Saikawa anunció que tiene previsto presentar la semana que viene los resultados de la investigación interna sobre los motivos que llevaron al personal de sus plantas a infringir durante cuatro décadas la normativa sobre inspecciones de seguridad.

Esta regulación establece que sólo los inspectores reconocidos por el Ministerio de Transporte pueden dar el visto bueno a los vehículos que van a ser comercializados en el mercado japonés, mientras que las revisiones en algunas de las plantas de Nissan fueron realizadas por personal no acreditado.

El caso ha eclipsado el aumento de sus ventas globales durante el primer semestre, cuando comercializó 2,73 millones de vehículos en todo el mundo, un 4,6 por ciento más.

Además, ha llevado al fabricante nipón a revisar a la baja su previsión de beneficio operativo para el ejercicio en curso hasta los 645.000 millones de yenes (4.887 millones de euros), un 5,84 por ciento menos que su cálculo anterior.

Nissan decidió, sin embargo, mantener sus estimaciones de beneficio neto y de ventas, respectivamente en los 535.000 millones de yenes (4.053 millones de euros) y en 11,8 billones de yenes (89.409 millones de euros), y que supondrían incrementos interanuales del 19,4 y del 0,7 por ciento.

Poco después de la publicación de estos resultados, la cotización de las acciones de Nissan en la Bolsa de Tokio llegó a caer un 2,3 por ciento, aunque posteriormente repuntó y cerró la jornada con una ganancia del 0,67 por ciento.